Como hemos dejado entrever anteriormente, la fobia social es una condición crónica que se caracteriza por un exceso de timidez o inhibición social. ¿Y por qué se da este grado de timidez? Porque en su interior, la persona tiene un miedo terrible a la humillación personal.
Esta fobia social puede llegar a manifestarse a través de convulsiones, transpiración excesiva o desasosiego. Situaciones extendidas y catalogadas como "normales", como pueden ser asistir a fiestas, hablar por teléfono, realizar exposiciones, compartir tiempo con otras personas o participar activamente en actos colectivos, pueden suponer una gran dificultad a estas personas.
Uno de los peligros más grandes de este trastorno, es que muchas personas recurren al alcohol o a otro tipo de sustancias para superar dichas situaciones. Por este motivo, muchas personas entran en una adicción grave que empeora aun más sus vidas.
Como hemos comentado antes, la franja de edad estaría entre los 11 y 19 años, aunque personas más mayores pueden manifestar esta fobia social. Por ejemplo, si alguien cambia radicalmente de trabajo y de localidad, puede que desarrolle este trastorno.
¿Qué diferencia hay entre timidez y fobia social?
Muchas personas suelen confundir estos dos conceptos porque, básicamente, guardan una estrecha relación. Sin embargo, la diferencia está en la manera en la que impactan en la vida de una persona.
Por un lado, el tímido es capaz de acudir a las situaciones en la que está incómodo, aunque lo haga con mucho miedo. Cuando lo hace una y otra vez se acaba habituando y las situaciones se hacen mucho más llevaderas.
Por otro lado, la persona que tiene fobia social evita por todos los medios esos momentos y, en el caso de acudir, permanece constantemente preocupado por intentar estar tranquilo y controlar su ansiedad, que de atender o participar en dicha situación.
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