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La glucemia se refiere a la concentración de glucosa en la sangre, que es el principal tipo de azúcar que el cuerpo utiliza como fuente de energía. La medición de la glucemia es esencial para evaluar el control del azúcar en la sangre y diagnosticar trastornos relacionados con la glucosa, como la diabetes. La glucosa la obtenemos a través de la alimentación y se libera en el torrente sanguíneo después de la digestión de los carbohidratos. El cuerpo utiliza la insulina, una hormona producida por el páncreas, para regular la cantidad de glucosa en la sangre y asegurar que se utilice de manera eficiente en las células.
En todas las pruebas de glucemia se utiliza una pequeña aguja para extraer una muestra de sangre de una vena en el brazo. Los resultados ayudan al personal sanitario a evaluar la capacidad del cuerpo para manejar la glucosa y son fundamentales en el diagnóstico de la diabetes, así como a la hora de identificar otros problemas de salud relacionados con la glucosa. Mantener niveles adecuados de glucemia es crucial para el funcionamiento óptimo del cuerpo. Tanto niveles elevados como bajos de glucosa en la sangre pueden tener efectos perjudiciales. La hiperglucemia (altos niveles de glucosa) es característica de la diabetes, mientras que la hipoglucemia (bajos niveles de glucosa) causa síntomas como mareos, debilidad y confusión.
Un médico puede solicitar un examen de glucemia por diversas razones, algunas de las cuales incluyen:
Diagnóstico de la diabetes: Si un paciente presenta síntomas como sed excesiva, micción frecuente, pérdida de peso inexplicada o fatiga persistente, el médico prescribirá pruebas de glucemia para confirmar o descartar el diagnóstico de diabetes. A su vez, se solicita exámenes de glucemia para personas con factores de riesgo para desarrollar diabetes, como antecedentes familiares, obesidad, hipertensión o síndrome metabólico.
Control de la diabetes: Las personas que ya han sido diagnosticadas con diabetes deben someterse a pruebas de glucemia con regularidad para evaluar y mantener bajo control sus niveles de azúcar en la sangre y ajustar la medicación según sea necesario.
Hipoglucemia o bajos niveles de azúcar en sangre: Si un paciente presenta síntomas de hipoglucemia, como mareos, confusión, sudoración excesiva o temblores, se recomiendan pruebas de glucemia para determinar si los niveles de azúcar en la sangre son demasiado bajos.
Control del embarazo: Durante el embarazo, se realizan pruebas de glucemia para detectar la diabetes gestacional, un tipo de diabetes que se desarrolla durante el embarazo y que puede afectar tanto a la madre como al feto.
Monitoreo de enfermedades relacionadas con la glucosa: Algunas condiciones médicas, como enfermedades del páncreas o trastornos hormonales, alteran los niveles de glucemia.
La interpretación de las métricas que arrojen los análisis de glucemia dependerá, antes que nada, del tipo de prueba diagnóstica que se prescriba, ya que hay varios tipos de análisis de glucemia. A continuación, te contamos que tipos de exámenes de glucemia puede prescribir un médico y cómo hemos de leer sus resultados:
Azúcar en la sangre en ayunas:
Esto indica cómo el cuerpo maneja el azúcar después de un período de ayuno durante la noche.
Prueba de tolerancia a la glucosa (2 horas después de beber el líquido con glucosa):
Esta prueba evalúa cómo el cuerpo procesa la glucosa después de ingerir una carga de azúcar.
Prueba de azúcar en la sangre no programada:
Se realiza en cualquier momento sin ayuno y evalúa el nivel de azúcar en la sangre en ese momento.
Prueba de A1C (hemoglobina A1C):
La prueba de A1C proporciona una visión más amplia al evaluar el promedio de los niveles de glucosa en sangre durante los últimos 2-3 meses.
Además de la diabetes, hay varias condiciones médicas y situaciones que pueden causar niveles anormales de glucosa en la sangre:
Estrés: Situaciones de estrés físico o emocional pueden aumentar los niveles de glucosa en la sangre.
Pancreatitis: Si el páncreas se inflama, este puede producir glucosa en cantidades excesivas.
Enfermedades endocrinas: La tiroides o las glándulas suprarrenales alteran los niveles de glucosa.
Medicamentos: Algunos medicamentos, como los corticosteroides, pueden aumentar los niveles de azúcar en la sangre.
Infecciones: Las infecciones graves o enfermedades crónicas suelen conducir a hiperglucemia como parte de la respuesta inflamatoria del cuerpo.
Ayuno prolongado: No comer durante períodos prolongados puede llevar a niveles bajos de glucosa en la sangre.
Exceso de insulina: Si se administra demasiada insulina, los niveles de glucosa caen en picado.
Enfermedades hepáticas: Los problemas hepáticos, como la insuficiencia hepática, afectan negativamente la capacidad del hígado para liberar glucosa.
Insuficiencia suprarrenal: La insuficiencia suprarrenal influye en la producción de hormonas, incluida la que regula la glucosa.
Consumo excesivo de alcohol: El alcohol interfiere con la liberación de glucosa por parte del hígado.
Trastornos hormonales: Algunos trastornos hormonales, como la deficiencia de hormona de crecimiento, desencadenan hipoglucemia.
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