¿Te suena eso de que "las primerizas son muy exageradas", "eso es porque eres primeriza", etc.?
En muchas ocasiones, las mujeres sufren una serie de agresiones tanto verbales como físicas durante el parto.
Por ejemplo, el hecho de que los puntos de sutura sean concebidos como la forma de "devolver" la virginidad a la mujer tras el parto.
En otras palabras, priorizar unas "supuestas" preferencias del hombre por encima del bienestar de la mujer.
En muchos caso, son las enfermeras parteras las que están en desventaja cuando se trata de violencia obstétrica.
Pues no están tan bien capacitadas para identificar y manejar los problemas que pueden ocurrir durante el embarazo.
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Y es que la formación en estos aspectos tanto para los profesionales de la salud resulta imprescindible.
De hecho, es totalmente necesario que sean conscientes de los riesgos asociados con OBV y ser capacitados para identificar y manejar estos riesgos.
En este post, te hablaremos sobre la violencia obstétrica como parte de la lacra social de la violencia hacia la mujer.
¿Quieres descubrir todo esto y mucho más?
No te pierdas lo que te contamos a lo largo de las siguientes líneas.
¡Vamos allá!
Generalmente, es un término que describe el abuso físico y emocional que experimentan las mujeres durante el parto.
Es un problema porque puede tener consecuencias a largo plazo para la salud física y mental de las madres.
Dicha violencia puede ocurrir en cualquier parte del proceso de dar a luz: en el consultorio del médico, en el hospital, en casa con una partera o doula, o incluso durante la atención posparto.
Pero la cosa no se queda aquí, sino que tienes que ser capaz de diferenciar entre los distintos tipos de violencia obstétrica que se pueden dar.
Veamos.
Puede ocurrir durante el parto, cuando una mujer está embarazada o como resultado de la atención que recibe.
Puede provenir de profesionales de la salud, familiares u otras personas.
Hay muchos tipos diferentes de violencia obstétrica que experimentan las mujeres.
Incluyen: abuso verbal, negligencia y abandono durante el trabajo de parto, falta de privacidad y dignidad durante el trabajo de parto y el nacimiento, cesárea forzada sin consentimiento, episiotomía forzada sin consentimiento.
Los efectos de la violencia obstétrica en las mujeres pueden ser devastadores.
Las mujeres que experimentan violencia obstétrica pueden sufrir trastorno de estrés postraumático (TEPT), depresión, trastornos de ansiedad y otras enfermedades mentales.
Vamos, que no es moco de pavo el asunto.
Ahora, bien.
Como sabes, la violencia obstétrica es cualquier forma de violencia o abuso que tiene lugar durante el embarazo, el trabajo de parto y el parto.
También puede incluir negligencia y discriminación (esto es muy importante).
De hecho, aunque no te lo creas, en algunas ocasiones las mujeres embarazadas hasta le puede ser denegada una atención si la solicitan.
Pues "como es primeriza, es que no sabe que esto es así".
Lamentablemente, existen muchas formas de violencia contra las mujeres embarazadas.
Por ejemplo, incluyendo el abuso emocional, el acoso sexual, la privación económica y la denegación de servicios de atención médica.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que 1 de cada 3 mujeres experimenta algún tipo de violencia obstétrica en su vida.
Así que es crucial entender hasta dónde puede llegar esta violencia para ponerle límites.
Lo cierto es que, la violencia obstétrica es un término que cubre el rango de muertes maternas prevenibles que ocurren durante el parto.
Algo terrible, sí.
Y es que, estas muertes son causadas en gran parte por complicaciones del embarazo y condiciones relacionadas con el parto.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la violencia obstétrica como “el acto intencional de violencia física contra una mujer, su feto o recién nacido” que incluye “el abuso físico, el abuso sexual, el abuso psicológico, la negligencia y el abandono”.
Así pues, la violencia obstétrica es un problema mundial con graves consecuencias para las mujeres y sus familias.
En cuestión de datos, se estima que más de 3 millones de mujeres mueren anualmente por complicaciones relacionadas con el embarazo y el parto.
Además, la tasa de mortalidad materna en muchos países sigue siendo alta a pesar de las mejoras en los sistemas de salud durante la última década o dos.
Pero no solo se da en España, sino que esto ocurre en todos los países del mundo.
Como tal, la violencia obstétrica es un problema mundial.
Aunque la violencia obstétrica es cualquier acto que cause daño a la mujer que está embarazada o dando a luz, los problemas de salud materna en todo el mundo no se limitan únicamente a la violencia obstétrica.
También incluyen la desnutrición, la anemia y el VIH/SIDA, entre otros.
India es el único país del mundo donde las mujeres tienen que dar a luz boca arriba.
Esto se debe a una preferencia cultural y no a ninguna razón médica.
La violencia obstétrica es uno de los tipos de violencia más comunes que experimentan las mujeres embarazadas.
Se define como una variedad de comportamientos, que incluyen abuso físico y negligencia, abuso verbal, abuso psicológico y abuso sexual.
El aumento de casos de violencia obstétrica se puede prevenir si nos enfocamos en mejorar la calidad de atención a las mujeres embarazadas.
Algunas soluciones para prevenir futuros casos son:
Necesitamos educar a la gente sobre las consecuencias de sus acciones.
Necesitamos enseñarles que no pueden hacer lo que quieran porque no son responsables de la vida de una mujer embarazada.
Estados Unidos tiene un alto índice de violencia contra las mujeres embarazadas.
Esto se debe a que la gente no sabe cuánto afecta tanto a la madre como al niño.
Para prevenir la violencia contra las mujeres embarazadas, tenemos que empezar por la educación y la concienciación.
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No obstante, puedes ponerte en contacto con nuestro equipo de orientación con el fin de resolver todas las dudas que te puedan surgir.
¡Nos vemos en el próximo post!
Alfredo H. M.
SEVILLA
Opinión sobre el Especialista en Ginecologia y Obstetricia
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Tomás C. D.
BADAJOZ
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MÁLAGA
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Paula G. F.
BARCELONA
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CRISTINA O. R.
SEGOVIA
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